REFLEXIÓN
SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO (PRIMER PARCIAL).
Es así como tuvieron que
pasar alrededor de dos siglos desde que comenzó la revolución industrial, aquel
gran paso en el que el hombre reconoció en la ciencia, aquella que algún día
era perseguida, un catalizador del “desarrollo de la civilización” en el que el
hombre logró revelarse y tomar posesión de una manera atrevida e injustificada
(así como aquel continente que movido por la avaricia acabó con una
civilización mucho más antigua que la suya y mucho más avanzada y sabia pues
esta tenía la clara noción de que dependía de su tierra por lo que buscaba
convivir con esta y no imponerse sobre esta) de la tierra y sus recursos, pues
este no contento de depender de los ciclos naturales, de una naturaleza rica en
biodiversidad capaz de proveer sus insumos necesarios para subsistir (agua,
oxígeno, etc.), de los fenómenos naturales que regulan este gran sistema que es
la tierra y movido por ese antropocentrismo impuesto por la edad moderna se encargó
de lisiar al ingeniero industrial de su conexión con el entorno librándolo de
la responsabilidad con los recursos que consumía y los residuos que desechaba.
La total desconexión del ingeniero con su entorno lo condujo
contradictoriamente, como si el hombre viviera en su humanidad y no en la
tierra que todo se lo provee, a crear y mejorar actividades enfocadas solo a la
comodidad y el beneficio de los suyos y el modelo de consumo el cual bajo
supuestos infundados nos ha dado la propiedad y voluntad sobre la tierra (este
modelo consiste en el feudalismo actualizado a la hoy imperante economía de
mercado la cual reduce todo a simples). Esta preocupación solo por nuestro
bienestar nos hizo olvidar de quizás el factor más importante, este es el
entorno, el cual alimenta nuestros sistemas de producción y es el sumiso que recibe
los venenos y pestilencias que hoy nos están matando y que aún hoy conociendo
sus estragos seguimos vertiendo.
Siguió pues así el ingeniero
industrial preocupado únicamente por su nodo aislándolo totalmente de la
infinidad de conexiones que lo rodean, las cuales afecta y lo afectan (la
disponibilidad y calidad de los recursos de todo tipo); se especializó en
optimizar y modernizar sus actividades haciéndolas cada día más eficientes pero
desconectadas totalmente de su entorno. Pero empiezan pues a suceder hechos
atípicos, fenómenos imposibles de controlar por el ser humano y que comienzan a
afectar su gran aparato productivo, fenómenos que nos comienzan a abrir los
ojos y que derrumban el supuesto antropocéntrico que nos hacía creer como raza
superior y autosuficiente. Eran estos fenómenos producto del cambio climático los
cuales obedecían, además de una menor medida a efectos naturales inevitables
por parte nuestra, a nuestra actividad irresponsable motivada únicamente por
proveer bienestar y maximizar la riqueza. Nuestras actividades, lejos de
contribuir a preservar el equilibrio de nuestro gran sistema tierra se habían
enfocado en desviar este gran sistema dinámico de su funcionamiento armónico (pues
proveía todas las condiciones para que todas las especies vivieran y se mantuvieran).
Y tuvo que suceder que nuestras actividades comenzaran a afectar nuestra raza después
de haber afectado ecosistemas de miles de años, después de volver nuestros
recursos hídricos unas cloacas, nuestros suelos unos rompecabezas por ensamblar
y desajustar los grandes ciclos retroalimentado res del clima; para darnos
cuenta del serio daño que estábamos causando al planeta tierra, y de cómo estos
daños no solo eran irreversibles sino que también reforzaban consecuencias aún
peores para todos los que habitamos, por ejemplo la acumulación de gases de
efecto invernadero en la atmosfera aumentará la temperatura de la superficie
causando así el derretimiento de la nieve; este derretimiento causará que la
luz solar incidente ya no se refleje, sino que sea absorbida por la tierra, lo
cual implica un aumento en la temperatura de la superficie terrestre.
A diferencia de nuestras
generaciones pasadas, sabemos que estamos afectando el normal funcionamiento
del sistema tierra con nuestras actividades, y aunque se han logrado avances
que van desde la concientización hasta la implementación de medidas que mitigan
el daño, aun la mayoría sigue campante arrasando bosques, contaminando el
recurso hídrico, trabajando con materiales y maquinaria altamente contaminante
pensando que se vive en un juego en el cual cuando todo llegue a su fin,
bastará con presionar “reiniciar partida” y los mares estarán limpios, la capa
de ozono sin un solo orificio, etc. Es pues en este punto del texto en el cual
enfatizo la necesidad del ingeniero de desarrollar el pensamiento sistémico para
así lograr una visión de la big picture la cual lo mueva primero dado la
prioridad, a conciliar sus sistemas con el gran sistema tierra y luego si a
conciliar los elementos de su sistema para lograr sus aspiraciones.
Pero esto no se logra solo y
es aquí donde nuestros grandes avances tecnológicos vienen a apoyarnos en la consecución
de nuestro objetivo pues a través de sistemas inteligentes de tiempo real se
podrá adecuar la oferta y la demanda de energía (véase SmartGrid) así como
permitir la generación de energía por parte del consumidor final, el cual debe
buscar la manera de generarla y esto puede ser por ejemplo produciendo conversores
termoeléctricos directos que aprovechen todo el calor liberado por las fábricas
para convertirlo en energía. Para reducir la cantidad de desechos, fabricar
empaques reutilizables, disponer lugares para el depósito de estos empaques y
motivar al consumidor con descuentos o unidades extras por depositar sus
empaques en esos lugares. Así se logra reutilizar sus empaques y disminuir los
desechos y supone un reto para el ingeniero coordinar la manera como se
abastecerá de este recurso.
Es así pues como nos hemos
dado cuenta que dependemos de la tierra en mayor medida de lo que ella depende
de nosotros por lo que el colapso de ella supone nuestra extinción, y depende
pues de nosotros si unimos esfuerzos para detener este ciclo reforzador y
lograr más que vivir, el convivir con la tierra o nos quedaremos de espectadores
contemplando como la tierra nos responde a nuestros abusos hasta el punto tal
que colapsaremos por la imposibilidad de soportar los cambios abruptos que
causamos.